a head full of dreams

Reseña: Hannibal – Thomas Harris

Y vuelvo. Vuelvo después de más de un mes de abandono. Realmente tengo que decir que lo siento, lo siento mucho por haber dejado el blog a la interperie tantísimo tiempo. El colegio primero no me dejó, después tuve una semana de vacaciones pero una prima se instaló en mi casa y la verdad es que necesito de privacidad absoluta para ponerme a escribir algo medianamente decente. Pero volví, y he terminado de leer un par de libros y de ver un par de películas, y las reseñas estarán aquí. Se los aseguro por dios que me mira.

Empecé a leer este libro con las expectativas muy altas puesto que Dragón Rojo y El Silencio de los Corderos me gustaron tanto que decidí leerlos de un solo. O sea, de un tirón, sin otros libros de por medio (y es que yo siempre alterno distintas sagas/trilogías para abarcar más mundos a través de los meses) pero esta vez no sucedió. Y les puedo decir sin miedo a equivocarme que Hannibal superó incluso a sus dos predecesores.

En el principio, a diferencia de muchos otros libros, la trama se vuelve sumamente relevante e inquietante. Vemos a nuestra querida Clarice Starling envuelta en un escándalo que podría acabar con su carrera muy a pesar de que hizo lo correcto. Casi desde las primeras páginas nos damos cuenta de que aunque tiene mejores habilidades que cualquier agente masculino Clarice está atrapada en un ambiente misógino donde no es reconocida en lo más mínimo, donde es subestimada y humillada a propósito. Y ella lo sabe muy bien. Por supuesto, Hannibal sale de las sombras y le manda una carta alentándola, casi podría decirse que defendiéndola.

Luego de eso y en una bueeena parte del libro la percepción de Clarice desaparece y nos trasladamos a Italia, donde reside Lecter. Éste se hace un nombre (bajo el pseudónimo del Dr. Fell y cirugías estéticas, claro) entre los catedráticos de Florencia. Y así pasa un tiempito hasta que lo descubre Rinaldo Pazzi, un policía del lugar anteriormente reconocido que buscaba desesperadamente serlo otra vez, pero el dinero que le pretende otorgar Mason Verger, una víctima sobreviviente de Hannibal es mucho más fuerte que su lealtad al deber. Contrata gitanas para tenderle una emboscada que al final no resulta muy bien, pero saco a relucir esta parte del libro porque una de las gitanas alegó que cuando tocó a Lecter vio al demonio, supersticiones claro, pero es una perfecta alusión al mounstro que puede llegar a ser este hombre.

Todos estos sucesos en Florencia son complementarios al libro, porque sí, la pasas bien leyendo pero en retrospectiva Harris pudo haber prescindido de ello. Aún así es interesante y sin estas páginas la obra no hubiera sido la misma. El argumento en Italia se desarrolla sin que Clarice diga ni pío, porque en ningún momento nos trasladamos de vuelta a los Estados Unidos hasta que Lecter vuelve por sí mismo.

El diablo (emocional) regresa. Clarice está en problemas porque Paul Kendrel, que la desea y al mismo tiempo la envidia con fuerza, despotrica mentiras contra ella diciendo que tiene una relación sentimental con Lecter. No voy a ahondar mucho en el asunto ni en ese personaje porque me enerva. Sólo digamos que es el típico hombre con un ego enorme pero fácil de herir, que ve a las mujeres como inferiores y que sólo busca su propio beneficio en literalmente todo lo que hace.

La verdad es que no sé cómo culminar esta reseña porque les daría spoilers de proporciones bíblicas. Pasan muchas cosas de ahí en adelante. Es la locura total. Creo que sólo puedo decirles que se devela el peor y el mejor lado de unos y otros. En el caso de Margot Verger, la hermana lesbiana de Mason, ella toma decisiones muy fuertes y se quita de encima los pocos escrúpulos que le quedan. Mason articula macabros planes, Kendrel lo ayuda, Clarice; una vez más, demuestra que es más fuerte que cualquiera y que puede llevar a cabo casi cualquier plan con eficacia. También logramos ver su lado más humano gracias a los cuidados, drogas tranquilizantes y terapias que Lecter le da (a veces me olvido de que es psiquiatra). Podemos leer, por fin, los verdaderos sentimientos de Starling hacia su padre y hacia la vida que le tocó vivir. ¿Y, qué hay de Lecter? casi al culminar el libro nos damos cuenta de que no es una entidad maligna después de todo. Cuida de Clarice como a un padre, le ayuda a sobrellevar las penurias que le causó la muerte del mismo, conversa muchísimo con ella y le da las mejores atenciones. Y sí, ya sé que él ve en Clarice a Mischa, pero vamos, que sí la quiere por lo que es y no por su fantasía de volver a reunir los pedazos de su hermana. Además de su ex compañera de apartamento, Hannibal es el único que trata a Clarice como un humano que vale la pena escuchar y atender. La respeta, mejor dicho, se respetan. Cuando Clarice se recupera relativamente, lo demás es historia.

Ahora que releo esto antes de publicarlo (siempre lo hago con todas las entradas) me doy cuenta que es la reseña más larga que he hecho. Y créanme que puedo seguir hablando del libro, pero se extendería demasiado y a mi no me gustan las reseñas enormes.

Calificación: 4.5/5